Cómo Uruguay evitó el colapso de su sistema de salud pese a tener una de las peores tasas de muertes nuevas por covid-19

BBC– Cuando se desató la pandemia el año pasado, Uruguay ya contaba con uno de los sistemas de salud más robustos de su región.

El país era el segundo de América Latina y el Caribe con mayor gasto en salud como porcentaje de su PIB (9,2% en 2017), con más médicos por cada 1.000 habitantes (5,1) y más camas de cuidados intensivos por cada 100.000 personas (19,9), según el «Panorama de la Salud» regional 2020 elaborado por el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En cada uno de esos indicadores Uruguay superó incluso el promedio de la OCDE, un club de países ricos que no integra.

Además, el hecho de que su primera ola de contagios de covid-19 recién comenzara a levantarse en noviembre, más tarde que en la mayoría de los países, le permitió a Uruguay prepararse para recibirla.

Por ejemplo, la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), el principal prestador público de salud del país que atiende a 43% de la población, aumentó más del doble su capacidad de camas de cuidados intensivos.

También multiplicó sus camas de cuidados intermedios con unidades respiratorias.

Por otro lado, habilitaron a médicos de otras especialidades a trabajar en cuidados intensivos bajo la supervisión de especialistas y adaptaron los hospitales para atender a pacientes de covid-19 separados del resto.

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