Raúl Castro se sitúa al frente de la represión

MUNDO- «Participa Raúl en reunión del Buró Político». La portada del diario Gramna, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), avisó ayer a todos los cubanos que Raúl Castro está de vuelta, aunque muchos temen que nunca se fue. El pequeño de los Castro acudió el domingo al Buró Político del Comité Central del PCC para «analizar las provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios organizados y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores».

No se trata solo de una noticia de alcance. Retirado desde el Congreso del PCC en abril pasado, la reaparición de Raúl no sólo mide la magnitud del estallido social que llevó a miles de cubanos, en más de 60 municipios, a tomar las calles para gritar por la libertad, por la comida y por las medicinas. También envía a los cubanos el mensaje de que el General de Ejército, ex presidente y antiguo líder del PCC se sitúa en primera línea de mando de la represión nacional puesta en marcha por el régimen castrista con todas sus fuerzas: boinas negras boinas rojas, policías, brigadas de choque, soldados y paramilitares.

La orden es tomar las calles para amedrentar y continuar la persecución contra manifestantes, artistas, disidentes y opositores. Cueste lo que cueste, como confirman las imágenes que aparecen desde distintos enclaves de la isla cuando el Internet bloqueado lo permite.

«Raúl aguantó lo que pudo. El bulo de que había huido a Venezuela le enfadó enormemente, siempre se ha preciado de hombre fuerte y no cobarde, hombre de primera línea de combate. Dejó que Miguel Díaz-Canel diera la cara pública, pero las manifestaciones no paran, los ánimos por los desaparecidos calan en la sensibilidad de las madres y sus palabras a la alta dirección política civil del país se hacen necesarias. Desde ahora, sus consejos se convierten en órdenes públicas e incumplirlas o hacerlas mal implican consecuencias«, explicaron a EL MUNDO fuentes cercanas al poder cubano.

LÍDER Y JEFE

«Es para marcar que es el líder y es el jefe, lo normal en estos casos», corrobora el historiador cubano Armando Chaguaceda.

La reaparición de Raúl confirmó la existencia de divisiones en la alta dirección política, según distintos observadores, y el efecto aglutinador que su sola presencia produce en la jerarquía revolucionaria. Su presencia parece imprescindible para mantener la represión, más allá de la última confesión de Díaz-Canel («La revolución cubana no va a poner la otra mejilla para quien la ataca«).

Vídeos, fotografías y testimonios recogidos a duras penas por todo el país, ya que se mantiene el apagón intermitente en el internet telefónico, confirman la brutalidad denunciada desde el primer día. Las autoridades reportaron la muerte de Diubis Tejeda, de 36 años, en la periferia de La Habana. El Movimiento de San Isidro, el Grupo del 27-N y la ONG Cubalex han documentado al menos 150 detenciones, pero hasta en los pueblos más pequeños y alejados se han llevado a los jóvenes que salieron a las calles en el domingo que ha cambiado para siempre la historia de Cuba.

Los cálculos de 44 organizaciones civiles y medios independientes, como Amnistía Internacional y Prisoners Defenders, amplían a cientos el número de retenidos. Todas ellas reclamaron ayer al gobierno cubano que cese la violencia.

La policía también ha liberado a algunos de los detenidos durante las primeras horas de la refriega, como el sacerdote José Castor Álvarez. «Intentando evitar la violencia, he recibido yo un golpe con un bate (de béisbol)», explicó el padre católico, que presentaba una herida contundente en su cabeza.

Entre las últimas víctimas se encuentra una famosa youtuber, Dina Stars, detenida cuando realizaba unas declaraciones para una televisión española. «Exigimos su liberación y la de todos los detenidos por manifestarse pacíficamente», anunció el Movimiento San Isidro.

El cerco contra los periodistas independientes, encargados de contar al mundo y su país lo que realmente sucede con la ayuda de los ciudadanos que graban y fotografían las protestas, se ha estrechado aún más en las últimas horas. Los que no están detenidos han sufrido el corte de sus servicios de comunicación o están rodeados, frente a sus hogares, por las fuerzas de la Seguridad del Estado.

La propaganda vuelve a ser un factor fundamental para la revolución cubana, de ahí el empeño por tratar de imponer, junto a sus amigos y aliados internacionales, un relato muy alejado de la realidad. Según todos ellos, las masivas protestas del domingo no fueron un estallido social, sino «disturbios», como insistió el canciller Bruno Rodríguez para sentar línea propagandística. Un estallido es imposible, según esta retórica, porque la sociedad cubana es revolucionaria y quienes se enfrentan son mercenarios o confundidos.

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